4 feb 2009

LOS VINCULOS FAMILIARES I

Resumen lunes 2 de febrero, 2009

En otra oportunidad hemos planteado lo que puede ocurrir en todo vínculo familiar, pero desde la mirada de los padres y los abuelos.
Esta vez corresponderá plantearnos qué ocurre con nuestros jóvenes, qué piensan, sienten, necesitan; así como el pensar acerca de las vicisitudes que se plantean para su acercamiento o alejamiento para con sus mayores.

Vale el intento preguntarnos aquellas cosas que nos intrigan sobre ellos, aquello que callan, ocultan, ignoran.
¿Por qué contás tan poco de vos, de lo que te pasa?, ¿Por qué estás diferente a cuando eras más chico? ¿Por qué estás siempre con cara larga? ¿Qué te hice de malo que ya no me dirigís la palabra, que no me llamás, que tenés "visita de médico" cuando venís a verme?
Y así podríamos seguir citando infinidad de interrogantes que, por alguna buena razón, o no nos animamos a formularla abiertamente o sencillamente no tenemos lugar a ello.

A lo largo del desarrollo evolutivo, unoo va necesitando apego familiar y apego social; es decir, hay moomento que los padres o la familia directa es esencial para respirar, mientras que en otros momentos, los amigos, el trabajo, las ocupaciones, se tornan la esencia y el eje de la vida.

Asimismo, a veces la soledad nos aterroriza, mientras que en otros tantos momentos, es lo más deseado del día.

"No te quiero contar todo"
Ocurre a menudo que de acuerdo a con quién estemos, al momento en el cual estemos transitando, a la complejidad de lo que nos esté sucediendo, recortamos y seleccionamos qué, cómo, cuándo y a quién contarle.
¿Acaso ello está mal? ¿Quién podría aseverar; más aún, categorizar lo que está bien y lo que está mal en referencia a la confidencialidad y en particulr, lo que constituye el derecho a la privacidad?

En definitiva, y a sólo ánimo de condensar conceptos simples, todos tenemos "derecho" a estar felices y festejar, a estar tristes y llorar. Asi también, no necesito contar todo a todos, ni siquiera a quien así me lo solicita. ¿Por qué? Pues porque hay elementos, pensamientos, situaciones muy íntimas que no requieren interlocutor, ni mucho menos un ojo crítico que evalúe la racionabilidad del asunto.

En definitiva, nuestros jóvenes, amén de la edad evolutiva en que se encuentren, tienen también un mundo propio, tienen anhelos y pensamientos, sentimientos y frustraciones.

La comunicación siempre es -como suelen decir- un "ida y vuelta", un escuchar y transmitir. Para posibilitarla es requisito la "humildad" de poder aceptar que ellos, aunque jóvenes dependientes, deben ser escuchados en sus propios códigos, respetados en sus limitaciones discursivas, favorecidos de nuestra apertura para evitar altivez y censura.


-Este texto, como los siguientes que podrás ir recorriendo, merecen un feedback, es decir, un diálogo abierto, exponiendo tus propios puntos de vista, tus aportes, tus ideas. Con sumo gusto, abriremos este espacio para enriquecernos mutuamente-