CONSTRUYENDO UN NOMBRE
Heredamos un nombre, quizás al azar, quizás en memoria de un antepasado, por algún capricho, por algún acuerdo
Nos convocan con un nombre que nos han designado, respondiendo sí, afirmando un no, buscando una mirada, una caricia, un abrazo, o hasta un sencillo silencio
Nos condimentan nuestro nombre con adjetivos, muchos buenos, otros exaltados, otros menos poco alentadores
Crean deformaciones de nuestro nombre, quizás por nuestra torpeza de pronunciación inicial, quizás por algún hermano, o quizás por confort. Asimismo recibe múltiples acentuaciones y melodías, según sea el ánimo, el aprecio, el error o travesura cometida.
Transitamos junto a nuestro nombre. Caminamos, nos reímos, nos entristecemos, festejamos, construimos.
Paso a paso nuestro nombre originario va cambiando de colores, va personalizándose como único aunque miles tengan el mismo.
Nuestra impronta, nuestras experiencias, dibujan cada letra de un modo distintivo. Poco a poco va siendo totalmente nuestro
Nos conocerán con este nuevo nombre, aquel que vamos construyendo al andar, con nuestros aciertos y desaciertos, nuestros rasgos y nuestras emociones.
Y así, paulatinamente estaremos escribiendo una historia particular: nuestro nombre que en algún próximo momento de la vida dejará su estela, una marca en el camino, algo para recordar, algo especial para heredar...
Entonces ¿Qué de vos quisieras que trascienda tu ser y quede escrito con tu nombre?