17 abr 2014

LA GRATUIDAD DE LA EXPRESION DE LAS VIOLENCIAS II

En las calles caminamos ensimismados, sumergidos en nuestros pensamientos, atraídos por nuestras emociones, quizás pensando en la hora que se ha hecho, respondiendo rápidamente algún mensaje de texto, mirando Facebook y chateando con alguno, dando un mordisco de algún alimento, pero eso sí, sin detener la marcha.

Cuando recuerdo los riesgos, veo alguna cara que me resulta "extraña" y hasta "peligrosa", ahí mi cabeza detiene todo lo que venía realizando y, estimulando la fuente de alerta y el miedo (sistema límbico del cerebro) construimos un sinfín de alternativas impredecibles.


La cantidad de estímulos visuales y auditivos es incandescente. Junto a mi constelación psíquica se van compaginando infinidad de mensajes latentes que, a modo de precaución, me dejan en un estado de alerta permanente.


Imagino largas horas cómo reaccionaría si me llegara a acontecer un hecho disruptivo como un robo, un choque, el presenciar un suceso callejero? Sé muy bien que, llegado el momento, una parte de mí sabrá qué es lo que quiero hacer, mientras que la otra, indefensa quizás, reaccionará autónomamente.


Sé que pocas cosas pueden ser predecibles a la hora de tener que atravesar una situación disruptiva.
Cada vez que algún hecho sucede, me pongo en alerta "estudiando" qué debería tener en cuenta, cómo debería reaccionar, qué es lo que debería decir, etc.


"Si te pasa algo decí: ¿Fuego!"...
"Si te llaman por teléfono, no des tus datos..."
"No vayas por esa cuadra, andá por la otra que está más iluminada"
"No lleves la mochila colgada, llevala adelante"
"No hables por celular en el subte... te lo pueden manotear"
"No tomes ninguna bebida si no ves que la sirven de una botella o lata"
"Mándame un mensaje cuando subas al colectivo, cuando bajes, cuando llegues a la casa de X, cuando estés por volverte a casa, cuando estés viajando para casa, y avísame cuando llegaste..."
"Cuidate que está lloviendo y hay rayos"


Ay!
¡Qué cosa tan alocada!


¿Todo tiempo pasado fue mejor?


Amigos lectores,
Cuando pensé en el título de estas líneas, me decía:
¿Qué es lo que estamos teniendo que atravesar en estos tiempos?


Gratuitamente -desde afuera- conllevamos decisiones y conductas que intentan brindarnos algo más de tranquilidad... Aunque con un precio alto.
No es casual el aumento de enfermedades autoinmunes y de patologías crónicas.
El exceso de carga alostática -esfuerzo que hace nuestro organismo en aras de sobreponerse a la exigencia y tender a la homeostasis del cuerpo- promueve un sinfín de alteraciones que, por supuesto también inciden en el psiquismo y, en definitiva, nuestro mundo de relación.


¿Qué hacer?
Por supuesto:
Tomar todas las precauciones "básicas" que requiere nuestro diario vivir
No generar pensamientos negativos inexistentes
No "sobrealimentarse" por el decir de otros ni por los Medios
Tener muy presente el ritmo de nuestra respiración, la postura de nuestro cuerpo, el innecesario acelere de lo cotidiano
Rodearnos de aspectos positivos y alentadores
Favorecer eventos y actividades que generen o al menos permitan el despliegue del placer...


Como dicen los Sabios "Recuerda que no existe obstáculo que el ser humano no esté preparado para sortear"...


Tu aporte para este texto será muy bienvenido!!!





LA GRATUIDAD DE LA EXPRESION DE VIOLENCIAS I

Así es.
La expresión de violencias nos superan.


Los tiempos siguen pasando aunque no sin nuevas complejidades.


A veces uno quisiera aferrarse al presente y decir: -¡Detengan todo esto! ¡Vayamos un poco más atrás! Las realidades nos abruman, imponiéndonos estilos conductuales y modos de reacción inesperados.


Los Medios también hacen lo suyo propio. Claro. ¿Cómo se podría estar al aire 24 Hs. con noticias variadas?
Seguramente pensarías similar a mí. Anonadado por el "dominó" que se crea entre los diferentes canales de noticias; una noticia enviste a la anterior, y así sucesivamente. Pareciera que el resto de los acontecimientos así como los sucesos de todos los otros mortales, no existiesen.
Pareciera que el resto de los países del mundo no padecieran o disfrutaran de eventos significativos.
Quizás sólo debería paralizarme, ofuscarme, inquietarme ante una determinada tragedia, la cual curiosamente aparece en el escenario de un todo colectivo.


¿Cuántas veces nos interrogamos sobre la cantidad de horas que dedican a una determinada noticia, sabiendo que algunas de ellas no merecerían tanto despliegue de suspenso y de conjeturas artificiales?


Ver largas horas sobre una misma tragedia construyendo conjeturas y elaborando hipótesis mucho antes que la propia Justicia lo enuncie, así como dar cámara durante horas sobre algún evento que promueven turbulencia social, producirían fisuras y desajustes tanto en el propio individuo como en la esencia del pueblo.


Que estas palabras volcadas no lleguen a malinterpretarse. A mi modesto entender, los Medios no necesariamente promueven otros eventos disruptivos. Es altamente probable que deseen acentuar y clamar por algo que verdaderamente necesita ser mejorado, aunque se encuentra empañado por intereses y factores ajenos a la noticia expuesta.


Muy probablemente sería cuestión de evaluar la justa medida e intensidad de la información que se llegue a brindar, así como el desear transmitir una pluralidad de noticias y comentarios, no focalizándose solamente en un puñado de tragedias del día.