“A veces quisiera preguntarLe a Dios por
qué permite que haya tanto odio, violencia e injusticia en el mundo, pero sé
que El me haría la misma pregunta”.
Se cumplen 29 años de una tragedia acontecida
en nuestra sociedad argentina. 29 años es una cifra demasiado grande sí la
pensamos en meses, en semanas, en días, en horas…
Una tragedia que golpeó indiscriminadamente en
el corazón de la ciudad, en el alma de la comunidad.
Son 29 años de un dolor crónico donde la
incertidumbre, la indignación y la impotencia confluyen entre sí, dejando
abiertas las heridas de tantos familiares y amigos.
¿Cómo explicarles a las nuevas generaciones
que el horror no tiene fin, que la ceguera y la testarudez humanas no tiene
límites en el oscuro silencio e indiferencia.
¿Cómo hablarles del valor de la verdad, de la
justicia, de la paz?
¿Cómo anhelarles esperanzas de que los
ciudadanos y ciudadanas de esta Nación no quieren dejar de recordar el
aterrador silencio y apatía ante la indiscriminada destrucción de vidas
humanas?
Atravesando interrogantes que no hallan
respuestas reconfortantes y tranquilizadoras, sostenemos la fundamental actitud
ante la vida, reafirmando valores que dignifiquen la vida de todo ser humano,
que enaltezcan el valor supremo de una convivencia respetuosa y en paz legítima
entre todos los pueblos…
Reafirmamos, siempre, el eterno deseo de
justicia y equidad para cada ser viviente de nuestra Humanidad!
“Tzedek, tzedek tirdof”, “Equidad, y sólo
equidad perseguiremos”...