La familia: Modelos ideales y realidad
¿Por qué plantearnos la dicotonía entre ideal y realidad? ¿Acaso no podemos darnos cuenta cuánto de real y cuánto de ilusión subjetiva tiene una familia?
En verdad, la respuesta es "No".
¿Por qué?
Porque hay muchas variables que son puestas en juego al momento de ser parte de una familia.
El contexto sociocultural y económico, los ideales religiosos, las pautas heredadas desde nuestros ancestros, el modelo que sueñan o soñaron nuestros padres; todo es puesto en juego sino en un riguroso silencio que navega entre nuestras mentes.
A veces la cronología del suceder humano debería respetar ciertas pautas instauradas de antaño: Y te casarás cercano a los 25, y tendrás un hijo en poco tiempo, no dejarás pasar más de tres años entre uno y otro, deberás construir un porvenir lógico y efectivo, no deberás claudicar ante las dificultades, el divorcio estará siempre mal visto, etc. etc.
¿Y qué hay de los valores ideales que sostienen -conciente o inconcientemente- al marco familiar?
El diálogo abierto y sincero, la fidelidad íntegra, el respeto, la confianza, la compañía y presencia incondicional, la solidaridad, etc. son algunos de los muchos valores que rondan nuestras mentes. Sin embargo, si nos pusiéramos exigentes, deberíamos pedrle a cada ser que nos defina cada uno de dichos términos.
Descubriríamos, desde luego, que para cada uno, cada palabra tendría diferentes significados...
"Prú urbú" Creced y multiplicáos es la principal frase del Génesis. Pero, ¿Y el placer? ¿Los distintos modos de expresar la sexualidad?
Por supuesto que también están de alguna manera expresados; sin embargo la experiencia indica que una multplicidad de personas "padecen" de una mala interpretación del texto, llevandoa cabo vidas inhibidas de disfrute y relajación.
¿Cuál es el "secreto" para alcanzar a vivir la realidad y no permanecer en un mundo de ilusiones que, probablemente conlleven frustración e impotencia?
Primeramente, hacer conciente cuál es el modelo que tengo, busco, sostengo en el tiempo.
Segundo, si ese modelo que sostengo es plenamente mío o bien heredado.
Tercero, si ese modelo es verdaderamente posible de alcanzar, o bien debería adaptarlo a la realidad. Es decir, rescatando algunos de esos valores elevados, y aceptar aquellos que simplemente puedo llegar a obtener.
Cuarto, Cómo me apropio de mi propio modelo y lo que me es esencial para compartir cada día.
Por último, simplemente, alcanzar la enseñanza que nos da el Tratado de Principios, que dice:
"Hilel decía: Trata de continuar las enseñanzas de Aharón -hermano de Moshé- que amaba la paz y corría tras ella, que amaba a sus semejantes y los acercaba a la Torá (1, 12)