LIMITES Y DISCIPLINA
Principales textos
El respeto
La necesidad de que el "no" sea no, y el "sí", sea un sí.
La influencia del marco familiar y las normas de conducta y actitud dentro del mismo.
La influencia de los medios y los juegos, que legitimizan el libre accionar sin importar valores.
Algunos textos centrales fueron:
“En el momento en que el hijo desobedece,
inmediatamente el padre se siente ofendido
en su dignidad y procede
castigar al rebelde.
Sin embargo, esto no es un castigo
destinado a eliminar lo que está mal,
sino que es una venganza”[1] Shaareí Teshuvá, Masejet nedarim, Talmud Babilónico.
Las preguntas que deberían estar planteadas previa a la intervención punitiva podrían llegar a ser:
¿Por qué?
¿Para qué?
¿En qué medida?
¿Bajo qué forma?
¿Durante qué lapso de tiempo?
lA UTILIZACIÓN DE CRITERIO Y COMPROMISO ANTE LA EDUCACION DE LOS NUESTROS
LA IMPORTANCIA DE LA ESCALA DE VALORES QUE PRIMAN EN CADA CONTEXTO.
La frase para repensar:
“Hay hombres que luchan un día, y son buenos
Hay hombres que luchan un año, y son mejores
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos
Y están los que luchan toda la vida…
esos son indispensables…”. -B.Brech-
El objetivo de este espacio es mantener un contacto fluido con quienes han seguido mi trayectoria profesional, y acercarles el material de reflexión e investigación que genero regularmente durante el ejercicio de mi actividad. Para quienes me conocen, encontraran el asesoramiento y la compañia de siempre... Y si aun no me conoces... este es un buen comienzo!!! WEBSITE: www.elevin.com.ar
13 nov 2008
10 nov 2008
A solas o acompañado
“A solas o acompañado”
“Todos tenemos momentos buenos y momentos malos. Son parte de los matices de la vida misma. A veces necesitamos que alguien allegado esté junto a nosotros, nos mime, nos escuche, sencillamente esté presente.
En cambio, hay otras veces que preferimos sumergirnos en nuestro malestar, meditar a solas, mirarnos a nosotros mismos, preguntarnos y criticarnos en voz baja, ya que nuestro entorno puede llegar a percibirse con presión y restricción.
Uno tiene derecho a elegir cómo, cuándo y cuánto verdaderamente desea de su entorno o de su soledad, y buscar equilibrar esos momentos particulares. Somos seres libres que podemos pensar, razonar, reflexionar, y decidir qué es lo que verdaderamente necesitamos.
Sin embargo, no siempre ello es tan simple y llano. Reiteradas veces llegamos a creernos superpoderosos, orgullosos y enceguecidos por nuestras convicciones y nuestras posturas estáticas, y esa actitud nos llega a nublar el criterio de un buen discernimiento.
En esos casos, nuestra capacidad debería abrirse en humildad y reconocimiento de que solos, no podemos.
Saber pedir es un don divino al igual que el saber dar. Pedir ayuda no suele ser reconfortable ni llena a uno de orgullo, sino por el contrario, lo torna limitado y humano.
Cabe recordar el inmenso placer que genera poder extender la mano a quien lo requiera. No se entra en ninguna deuda impagable. Por el contrario, genera vida y significado en el otro.
No es cobardía ni debilidad, es valentía y humildad, al reconocerse que uno no puede vivir sin el otro, y que el otro puede tener la dicha de estar a mi lado.
Es sólo cuestión de permitirse disfrutar tanto al dar como por sobre todo, al necesitar de la presencia del otro”.
“Todos tenemos momentos buenos y momentos malos. Son parte de los matices de la vida misma. A veces necesitamos que alguien allegado esté junto a nosotros, nos mime, nos escuche, sencillamente esté presente.
En cambio, hay otras veces que preferimos sumergirnos en nuestro malestar, meditar a solas, mirarnos a nosotros mismos, preguntarnos y criticarnos en voz baja, ya que nuestro entorno puede llegar a percibirse con presión y restricción.
Uno tiene derecho a elegir cómo, cuándo y cuánto verdaderamente desea de su entorno o de su soledad, y buscar equilibrar esos momentos particulares. Somos seres libres que podemos pensar, razonar, reflexionar, y decidir qué es lo que verdaderamente necesitamos.
Sin embargo, no siempre ello es tan simple y llano. Reiteradas veces llegamos a creernos superpoderosos, orgullosos y enceguecidos por nuestras convicciones y nuestras posturas estáticas, y esa actitud nos llega a nublar el criterio de un buen discernimiento.
En esos casos, nuestra capacidad debería abrirse en humildad y reconocimiento de que solos, no podemos.
Saber pedir es un don divino al igual que el saber dar. Pedir ayuda no suele ser reconfortable ni llena a uno de orgullo, sino por el contrario, lo torna limitado y humano.
Cabe recordar el inmenso placer que genera poder extender la mano a quien lo requiera. No se entra en ninguna deuda impagable. Por el contrario, genera vida y significado en el otro.
No es cobardía ni debilidad, es valentía y humildad, al reconocerse que uno no puede vivir sin el otro, y que el otro puede tener la dicha de estar a mi lado.
Es sólo cuestión de permitirse disfrutar tanto al dar como por sobre todo, al necesitar de la presencia del otro”.
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