El objetivo de este espacio es mantener un contacto fluido con quienes han seguido mi trayectoria profesional, y acercarles el material de reflexión e investigación que genero regularmente durante el ejercicio de mi actividad. Para quienes me conocen, encontraran el asesoramiento y la compañia de siempre... Y si aun no me conoces... este es un buen comienzo!!! WEBSITE: www.elevin.com.ar
21 oct 2008
Bienvenidos...
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Deseo puedas encontrar aquí, textos e ideas que conlleven a la reflexión plena.
El objetivo es abrir un diálogo abierto, en aras de intercambiar ideas y opiniones, embelleciendo así nuestro pequeño gran mundo interno.
Cuando gustes, enviá tus comentarios y acotaciones, las cuales seguramente enriquecerán este espacio de diálogo...
Muchas gracias por tu participación!!!
EL DOLOR EN LAS PERDIDAS I -resumen-
Ejes trabajados en la presentación de la charla 16/10/08
Preguntas iniciales
¿Por qué surge el dolor? ¿En qué situaciones se produce? ¿Por qué algunas producen más dolor que otras?
La centralidad del concepto de "desilusión", entendiéndola como aquelo que se esperaba que ocurra y finalmente no ocurre.
Promueve emociones y afectos diversos (Frustración, tristeza, impotencia, etc.)
Está sostenida en ilusiones, fantasías e ideales
Acceder al conocimiento de cuál fue el lugar que ese objeto/persona ocupó en mí
La repetición de determinadas desilusiones: Pocas veces conciente del por qué del mismo error
La necesidad de poder visualizar los ítems comprendidos en aquello que esperaba y finalmente no ocurrió
Mi percepción es afectada por las propias experiencias pasadas
Tres pasos para poder alivianar el malestar, llegando a concientizar lo que verdaderamente esperaba y lo que el otro podía o no llegar a dar.
CHARLAS ABIERTAS OCTUBRE 2008
Jueves 16 de Octubre, 19hs. AMIA, 4º piso,Charla Debate: “El dolor en las perdidas: Desilusiones provenientes del entorno”.
Lunes 27 de Octubre, 19hs. AMIA, 4º piso,Charla Debate: “Rituales y subjetividades en el proceso de duelo”.
Jueves 30 de Octubre, 16 hs. CAMI. Díaz Velez 4976. Tel: 4981-7317.Charla Debate: "Los sueños y el soñar".
Lunes 27 de Octubre, 19hs. AMIA, 4º piso,Charla Debate: “Rituales y subjetividades en el proceso de duelo”.
Jueves 30 de Octubre, 16 hs. CAMI. Díaz Velez 4976. Tel: 4981-7317.Charla Debate: "Los sueños y el soñar".
-entrada libre y gratuita-
NO PUEDO
“No puedo” es la peor frase que se ha escrito o hablado, haciendo más daño que la calumnia o las mentiras.
Sobre ella muchos espíritus fuertes se han quebrantado y con ella muchos buenos propósitos mueren.
Brota, cada mañana, de los labios de quienes no piensan y nos roban el valor que necesitamos durante el día.
Suena en nuestros oídos como una advertencia enviada a tiempo y se ríe cuando tropezamos y caemos por el camino.
“No puedo” es la madre de la iniciativa débil; es quien propicia al terror y al trabajo a medio hacer. Debilita los esfuerzos de inteligentes artesanos y hace del que elabora un indolente conformista. Envenena el alma del hombre con visión, aplasta en su infancia muchos planes. Saluda al trabajo honesto con abierto desprecio y se burla de las esperanzas y lo sueños del hombre.
“No puedo” es una frase que nadie debiera pronunciar sin ruborizarse; el pronunciarla debiera ser motivo de vergüenza. Diariamente aplasta la ambición y el valor; Devasta el propósito del hombre y acorta sus metas.
Despréciala con todas tus fuerzas por el error que inculca; Rehúsale el alojamiento que busca en tu mente. Ármate contra ella como contra una criatura de terror y todo lo que soñamos algún día lo obtendremos.
“No puedo” es la frase que, para la ambición, es un enemigo emboscado que busca destruir nuestra voluntad. Su presa es, para siempre, el hombre con una misión y se inclina tan solo ante el valor, la paciencia y la habilidad.
Alejala de tu mente , con resistencia profunda y permanente, porque una vez bienvenida, quebrantará a todo hombre, sin importar la meta que esté buscando. Más bien, sigue intentándolo y respóndele a ese demonio diciéndole: “Sí puedo”
Sobre ella muchos espíritus fuertes se han quebrantado y con ella muchos buenos propósitos mueren.
Brota, cada mañana, de los labios de quienes no piensan y nos roban el valor que necesitamos durante el día.
Suena en nuestros oídos como una advertencia enviada a tiempo y se ríe cuando tropezamos y caemos por el camino.
“No puedo” es la madre de la iniciativa débil; es quien propicia al terror y al trabajo a medio hacer. Debilita los esfuerzos de inteligentes artesanos y hace del que elabora un indolente conformista. Envenena el alma del hombre con visión, aplasta en su infancia muchos planes. Saluda al trabajo honesto con abierto desprecio y se burla de las esperanzas y lo sueños del hombre.
“No puedo” es una frase que nadie debiera pronunciar sin ruborizarse; el pronunciarla debiera ser motivo de vergüenza. Diariamente aplasta la ambición y el valor; Devasta el propósito del hombre y acorta sus metas.
Despréciala con todas tus fuerzas por el error que inculca; Rehúsale el alojamiento que busca en tu mente. Ármate contra ella como contra una criatura de terror y todo lo que soñamos algún día lo obtendremos.
“No puedo” es la frase que, para la ambición, es un enemigo emboscado que busca destruir nuestra voluntad. Su presa es, para siempre, el hombre con una misión y se inclina tan solo ante el valor, la paciencia y la habilidad.
Alejala de tu mente , con resistencia profunda y permanente, porque una vez bienvenida, quebrantará a todo hombre, sin importar la meta que esté buscando. Más bien, sigue intentándolo y respóndele a ese demonio diciéndole: “Sí puedo”
Cada uno en su justa medida
Cierta mañana, el sabio estaba reunido con sus discípulos cuando un hombre se aproximó:-¿Existe D-s?- preguntó.-Existe- respondió el sabio.Después del almuerzo, se acercó otro hombre:-Existe D-s?- quiso saber.-No, no existe- dijo el sabio.
Al atardecer un tercer hombre hizo la misma pregunta:-Existe D-s? -Tendrás que decidirlo tú- respondió el sabio.En cuanto el hombre se fue, un discípulo comento indignado:-Maestro, ¡que absurdo! ¿Cómo es que das respuestas diferentes para la misma pregunta?-Porque son personas diferentes y cada una llegará a D-s por su propio camino.
El primero tendrá fe en mi palabra.El segundo hará todo lo posible para probar que estoy equivocado.Y el tercero sólo cree en aquello que es capaz de escoger por sí mismo.
Este sencillo relato intenta demostrar lo que inclusive en nuestras plegarias solemos pronunciar en el comienzo de la denominada "Amidá" -sección donde elevamos nuestras súplicas en silencio-. Allí decimos El-ohei Abraham, El-ohei Itzjak, vEl-ohei Iaacov, D-s de Abraham, D-s de Itzják, y D-s de Iaacov. Y explican nuestros sabios "...Pues no fue la misma creencia ante el Altísimo desde Abraham, como lo fue desde Itzjak, y como lo fue desde Iaacov".
Así como cada uno de nosotros percibe a Su Creador de una particular manera, con más razón podremos percibir cómo nos paramos ante la vida, de una particular manera.¿Qué nos lleva a considerar todo esto?En primer lugar, que ninguno puede llegar a juzgar al otro por su particular manera de visualizar las cosas.
En segundo lugar, que tampoco debemos tomar nuestra particular manera de percibir la realidad como única y verdadera, pues existen otras muchas que pueden llegar a ser tanto o más legítimas que la propia.Tan solo comienza apensar simples ejemplos de tu vida diaria.
Cuántas son las situaciones donde sentimos confrontar con otros, creyendo que una de ambas es totalmente errónea (por supuesto, predominantemente la del otro).
Cierta vez, un distinguido Rabi se quejó ante su gran Maestro de que nadie tomaba en cuenta sus opiniones y que sus colegas lo pisoteaban.Le contestó: ¿Quién te dijo que te extiendas tanto alrededor tuyo como para que donde quiera que alguien pise, deba pisotearte a ti?
No pierdas la capacidad de develar tus ojos y poder percibir la realidad más legítima de cada día.
Al atardecer un tercer hombre hizo la misma pregunta:-Existe D-s? -Tendrás que decidirlo tú- respondió el sabio.En cuanto el hombre se fue, un discípulo comento indignado:-Maestro, ¡que absurdo! ¿Cómo es que das respuestas diferentes para la misma pregunta?-Porque son personas diferentes y cada una llegará a D-s por su propio camino.
El primero tendrá fe en mi palabra.El segundo hará todo lo posible para probar que estoy equivocado.Y el tercero sólo cree en aquello que es capaz de escoger por sí mismo.
Este sencillo relato intenta demostrar lo que inclusive en nuestras plegarias solemos pronunciar en el comienzo de la denominada "Amidá" -sección donde elevamos nuestras súplicas en silencio-. Allí decimos El-ohei Abraham, El-ohei Itzjak, vEl-ohei Iaacov, D-s de Abraham, D-s de Itzják, y D-s de Iaacov. Y explican nuestros sabios "...Pues no fue la misma creencia ante el Altísimo desde Abraham, como lo fue desde Itzjak, y como lo fue desde Iaacov".
Así como cada uno de nosotros percibe a Su Creador de una particular manera, con más razón podremos percibir cómo nos paramos ante la vida, de una particular manera.¿Qué nos lleva a considerar todo esto?En primer lugar, que ninguno puede llegar a juzgar al otro por su particular manera de visualizar las cosas.
En segundo lugar, que tampoco debemos tomar nuestra particular manera de percibir la realidad como única y verdadera, pues existen otras muchas que pueden llegar a ser tanto o más legítimas que la propia.Tan solo comienza apensar simples ejemplos de tu vida diaria.
Cuántas son las situaciones donde sentimos confrontar con otros, creyendo que una de ambas es totalmente errónea (por supuesto, predominantemente la del otro).
Cierta vez, un distinguido Rabi se quejó ante su gran Maestro de que nadie tomaba en cuenta sus opiniones y que sus colegas lo pisoteaban.Le contestó: ¿Quién te dijo que te extiendas tanto alrededor tuyo como para que donde quiera que alguien pise, deba pisotearte a ti?
No pierdas la capacidad de develar tus ojos y poder percibir la realidad más legítima de cada día.
Egoísmo
Cuando mires a tus compañeros, procura mirarte a ti mismo", dijo el maestro al discípulo.- "Pero, ¿no es una actitud egoísta?", cuestionó el discípulo. "Si nos preocupamos por nosotros mismos, jamás veremos lo que los otros tienen de bueno para ofrecer".- "Ojalá siempre consiguiéramos ver las cosas buenas que están a nuestro alrededor", contestó el maestro, "pero, en verdad, cuando miramos al prójimo estamos sólo buscando defectos. Intentamos descubrir su maldad, porque deseamos que sea peor que nosotros.
Nunca lo perdonamos si nos hiere, porque creemos que jamás seríamos perdonados por él. Conseguimos herirlo con palabras duras afirmando que decimos la verdad, cuando apenas estamos intentando ocultarla de nosotros mismos. Fingimos que somos importantes para que nadie pueda ver nuestra fragilidad".
"Por eso, siempre que estés juzgando a tu prójimo, ten conciencia de que eres tú quien esta en el tribunal".Cuando la lucha de un hombre comienza dentro de sí, ese hombre adquiere un valor especial.
Nunca lo perdonamos si nos hiere, porque creemos que jamás seríamos perdonados por él. Conseguimos herirlo con palabras duras afirmando que decimos la verdad, cuando apenas estamos intentando ocultarla de nosotros mismos. Fingimos que somos importantes para que nadie pueda ver nuestra fragilidad".
"Por eso, siempre que estés juzgando a tu prójimo, ten conciencia de que eres tú quien esta en el tribunal".Cuando la lucha de un hombre comienza dentro de sí, ese hombre adquiere un valor especial.
Carta de un hijo a los padres
Amigo lector. Quisiera compartir contigo este texto con el que acompañé junto a todos Uds un día de Kipur en nuestra querida Comunidad . A mí siempre me estremeció y me hizo soltar algunas lágrimas profundas.
Carta a un hijo
Con cariño para los que somos padres y para los que algún día lo serán:
Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato. Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte.
Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mi te indiqué que caminaras erguido. Mas tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba mas ese escándalo y subí a mi cuarto. Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.¿¿¿Como podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?
Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte? No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente. Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitos rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. "Hasta mañana, papito" me dijiste. ¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual. Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabías demostrar amor. ¿Por qué me costaba tanto trabajo? ¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba aburriendo? Yo también fui niño. ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé.Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación. Si Ds me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo mas que a mi vida. "Si lloras por haber perdido el Sol, entonces no podrás ver las estrellas".
Carta a un hijo
Con cariño para los que somos padres y para los que algún día lo serán:
Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato. Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte.
Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mi te indiqué que caminaras erguido. Mas tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba mas ese escándalo y subí a mi cuarto. Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.¿¿¿Como podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?
Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte? No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente. Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitos rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. "Hasta mañana, papito" me dijiste. ¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual. Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabías demostrar amor. ¿Por qué me costaba tanto trabajo? ¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba aburriendo? Yo también fui niño. ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé.Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación. Si Ds me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo mas que a mi vida. "Si lloras por haber perdido el Sol, entonces no podrás ver las estrellas".
El deseo de superación
El deseo de superación
"¡Quiero superarme!"¡Qué buena frase! Pero ¿Qué tipo de superación buscamos?"Quiero crecer", dice el joven que intenta llevarse “el mundo por delante”"Quiero crecer", dice el adulto joven que busca fortalecer sus ingresos económicos y disfrutar de un buen confort.
"Quiero crecer en sabiduría", dice aquel que siente “asignaturas pendientes” de su vida recorrida."Quiero ser más", dice aquel otro que se siente disminuido en su mundo de relación."Quiero que me reconozcan", será la frase de aquel que siente una falta de valoración por parte de su medio.
"Quiero que se disculpen conmigo de una buena vez", expresará aquel que con rencor vive sus penosos días oscuros."Quiero más afecto", dirá aquel que se siente vacío y abandonado.
Ahora bien. ¿Dónde está verdaderamente uno? ¿Está en base a los otros? ¿A un objeto? ¿A un acontecer ajeno a sí mismo? O bien ¿estaría entregado a la suerte, el destino, la magia, la superstición?
No, amigo lector. En ninguno de estos espacios imaginarios lo podrás encontrar. NO está fuera de vos, está dentro tuyo, únicamente dentro tuyo.¿Quiero superarme? ¿Quiero crecer, fortalecerme? Pues entonces deberás tomar otro camino.
Existen al menos dos mundos: el mundo que conocemos a diario, y el mundo de la elevación. El mundo conocido es aquel que probablemente pueda albergar las preguntas formuladas anteriormente. El mundo más elevado es el que tienes dentro, el que se opaca con preguntas banales, engañosas, simples, dependientes.
La proximidad de los Iamim Noraim, los Días Solemnes de Rosh Hashaná (Año nuevo) y del Iom Kipur (Día del Arrepentimiento verdadero), nos ofrecen momentos, espacios, tiempos para poder vernos reflejados a nosotros mismos, con ese Yo elevado, único, legítimo, que es el que refleja nuestro alma. ¡Aprovecha para buscarlo!
No pierdas la oportunidad. Pero búscalo sinceramente. Hallarlo podrá abrirte nuevos interrogantes mucho más profundos: ¿Qué he estado haciendo en cada hora de mi vida?¿Cuánto me falta aún por hacer?¿Cuánto tiempo desperdiciado por banalidades que bien pueden esperar?¿Qué es lo que verdaderamente será eterno y quedará guardado en lo profundo de mi ser y luego en el de mis hijos?
Así, seguramente, alcanzarás la primera frase esencial: ¡Quiero superarme, para ser Bendición y agradecimiento a cada hálito de mi vida y la de los míos! Confía en tu Creador, y llegarás a ver esa luz refugiada dentro de tu preciado ser…
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