21 oct 2008

Cada uno en su justa medida

Cierta mañana, el sabio estaba reunido con sus discípulos cuando un hombre se aproximó:-¿Existe D-s?- preguntó.-Existe- respondió el sabio.Después del almuerzo, se acercó otro hombre:-Existe D-s?- quiso saber.-No, no existe- dijo el sabio.
Al atardecer un tercer hombre hizo la misma pregunta:-Existe D-s? -Tendrás que decidirlo tú- respondió el sabio.En cuanto el hombre se fue, un discípulo comento indignado:-Maestro, ¡que absurdo! ¿Cómo es que das respuestas diferentes para la misma pregunta?-Porque son personas diferentes y cada una llegará a D-s por su propio camino.
El primero tendrá fe en mi palabra.El segundo hará todo lo posible para probar que estoy equivocado.Y el tercero sólo cree en aquello que es capaz de escoger por sí mismo.

Este sencillo relato intenta demostrar lo que inclusive en nuestras plegarias solemos pronunciar en el comienzo de la denominada "Amidá" -sección donde elevamos nuestras súplicas en silencio-. Allí decimos El-ohei Abraham, El-ohei Itzjak, vEl-ohei Iaacov, D-s de Abraham, D-s de Itzják, y D-s de Iaacov. Y explican nuestros sabios "...Pues no fue la misma creencia ante el Altísimo desde Abraham, como lo fue desde Itzjak, y como lo fue desde Iaacov".

Así como cada uno de nosotros percibe a Su Creador de una particular manera, con más razón podremos percibir cómo nos paramos ante la vida, de una particular manera.¿Qué nos lleva a considerar todo esto?En primer lugar, que ninguno puede llegar a juzgar al otro por su particular manera de visualizar las cosas.

En segundo lugar, que tampoco debemos tomar nuestra particular manera de percibir la realidad como única y verdadera, pues existen otras muchas que pueden llegar a ser tanto o más legítimas que la propia.Tan solo comienza apensar simples ejemplos de tu vida diaria.

Cuántas son las situaciones donde sentimos confrontar con otros, creyendo que una de ambas es totalmente errónea (por supuesto, predominantemente la del otro).

Cierta vez, un distinguido Rabi se quejó ante su gran Maestro de que nadie tomaba en cuenta sus opiniones y que sus colegas lo pisoteaban.Le contestó: ¿Quién te dijo que te extiendas tanto alrededor tuyo como para que donde quiera que alguien pise, deba pisotearte a ti?

No pierdas la capacidad de develar tus ojos y poder percibir la realidad más legítima de cada día.

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