¿Te animás celebrar la vida?
¿Sonreís?
¿Sentís el latido de tu corazón?
¿Compartís tu sensibilidad?
Hay celebraciones preestablecidas mientras hay otras que dependen de mi decisión y predisposición.
La automatización y las sobreexigencias nos abruman e incluso algunas veces opacan el horizonte.
Postergaciones y justificaciones banales nos convencen que debemos esperar algún próximo momento por venir, dejando discurrir instantes que bien podrían ser vividos intensamente.
Resulta extraño cómo pueden existir celebraciones que se tornen hostiles o indiferentes
Es llamativo cómo algo deseado se tiñe de paños húmedos que lentifican el accionar de nuestras decisiones.
Jugamos con el tiempo, los tiempos, la irónica fantasía de infinitud. Sostenemos que la próxima oportunidad será diferente.
¿Y sí dejáramos de postergarnos?
¿Y sí nos animásemos sorprendernos a nosotros mismos riendo, bailando, disfrutando el hoy, el ahora mismo?
Te propongo, me propongo, nos proponemos un cambio:
Simplemente,
¡Celebremos la vida!
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