Sensaciones de enojo y hartazgo
Hace varios días que mi vista se nubla. El enojo resurge como un profundo grito de silencio.
Nuevamente dos pueblos deben enfrentar la incoherencia, la violencia y el absurdo.
Un grupo fundamentalista incita destrucción y desesperanza. Enciende fuegos de odio infinitos sin importarle vida humana alguna.
Dos pueblos no pueden terminar de convivir en paz pues, más allá de dilemas históricos, el monstruo del terrorismo se apodera de sus cabezas, su tierra, sus vidas.
¿Hasta cuándo? ¿Para qué?
Pero hay algo más: El silencio sepulcral de las naciones y la guerra mediática que busca su propio porvenir
¿Es que el hombre jamás terminará de aprehender la esencia humana y el derecho a ser diferentes?
¿Acaso mirar al costado garantizará quedar excento del conflicto; conflicto que se suma a otros muchos que en diferentes partes de este planeta, continuan latiendo con un silencio ensordecedor
¿Hasta cuándo? ¿Para qué?
Solo resta transmitir, despertar a aquellos sumidos en un sueño enceguecido, aunarnos en plegarias que se troquen en acciones, promover la toma de conciencia de que no puede existir más, apatías destructivas en nuestra Humanidad...
Que pronto lleguen las palabras de alivio, de intento de tratados de paz...
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