Paradojas de la vida, oscuridad hecha horror y silencios.
¿Quién podría construir una imagen siniestra de las poderosas tinieblas en pleno corazón del barrio de Once?
En verdad, las palabras no pueden abarcar el asombro, la parálisis y el sin sentido.
Tampoco pueden expresar el dolor del alma silenciada.
¿Cuán lejos puede llegar la mano del hombre transformado en bestia amorfa?
Paradojas de la vida… pues el 18 es para nosotros -comunidad judía toda- un número altamente significativo en nuestras vidas. ¿Cómo podremos seguir escribiendo el número 18 asociada a la palabra “Jai”?
Pasan los años, y siguen pasando: el dolor no termina. El asombro congela la sangre, el vacío sacude las paredes y muros ensordecidos.
Y pensar que un versículo del Deuteronomio, de la sección de Shoftim, comenzó a formar parte de nuestra cultura argentina: "Tzedek, tzedek tirdof lemaan tijié…”, “Equidad y sólo equidad perseguirás para vivir…”.
Comparto una frase que se ha incluido en el final del film “Anita”:
“A veces quisiera preguntarLe a Ds por qué permite que haya tanto odio, violencia e injusticia en el mundo, pero sé que El me haría la misma pregunta”
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