24 jul 2017

SOMOS DOS

Somos dos
"Somos dos en uno. Nos mantenemos en contacto de mil maneras. Presiento su presencia, intuyo su llamada, me desespera ante su paso, nada lo detiene, salvo cuando me asusto, corro a su encuentro y me entrego".
Son estas, algunas líneas de paradojas que vivimos a diario, convirtiéndonos en autómatas, esclavos virtuales que nos inhiben o postergan poder usar el verbo “disfrutar”. Me levanto, tengo sueño, me cuesta arrancar, me acosté tarde, me tengo que apurar, me esperan, los chicos, la casa, el trabajo, si andan los transportes adecuadamente, si no me están esperando con quejas, con apresuramientos, con reuniones. Y sigo, yendo de aquí para allá, respondiendo cuánta demanda se me cruce por mi camino, respondiendo mails, atendiendo gente, haciendo tareas aburridas, esperando que llegue la hora del almuerzo, para luego esperar el retorno a casa. Sigo corriendo, me faltan cosas por hacer, tiemblo pensando cómo lleguen los chicos a casa, mi marido, mi esposa, mis padres. Tengo tareas pendientes, la comida, los papeles, los pagos. Debo resolverlos pero mis ojos se cierran, mi cuerpo me clama por un ansiado freno. Por fin lo logro, me acuesto después de tan ansiado momento y mis ojos se desvelan, mis pensamientos emanan cual catarata de manantiales. Miro la hora, los minutos corren, no me comprenden, siguen su paso, erguidos, seguros, constantes. Y pasa el tiempo hasta que un nuevo día amanece, quizás similar, quizás diferente... ¿Qué más puedo decirte, querido lector, sino alarmarte, posibilitarte el reflejo de tu vida, mi vida, nuestra vida, pendientes de un reloj? Si puedo sugerirte: hay muchas maneras diferentes de hacer lo mismo, solo que con una postura más íntegra, más humana. Solo es cuestión de plantearlo como una interesante posibilidad...


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