Dejando huellas en mi camino, oportunidad de mi ser en este mundo que el Todopoderoso y mis padres me han concedido
Un legado de historias y misterios, un anhelo de colmar los tiempos en sentido, un temor a llegar a equivocarme o ser dañado, un desafío para redescubrirme en cada acto, en cada recuerdo.
Dejando huellas en mi camino, con mis aciertos y mis defectos, con mis ilusiones y mis sueños.
Haciendo eco de mi ser en el espacio virtual de los míos.
Permitiendo brindarle anécdotas y sembrando emociones profundas para seguir resguardando
incentivando los valores más elevados que he heredado así como aquellos donde he tratado de resaltarlos con convicción de paz.
Dejando huellas para quienes sigan este apasionante y enigmático camino, me recuerden con sonrisas y con interrogantes que les promuevan una búsqueda permanente del sentido del ser, del sentido del vivir.
Ser mensajero nos convierte con responsabilidad y convicciones sobre la incesante búsqueda de todo lo bueno más allá del dolor y la oscuridad. Nos invita atrevernos a provocarnos las emociones de asombro más intensas que conduzcan al agradecimiento de nuestros antepasados, al reconocimiento de la supremacía Divina, a la vida misma.
Dejando huellas de amor, de pasión, de intensa sensibilidad que tienda a embellecer el alma y que todo ello nos permitan liberarnos de lo banal, y exaltar lo que siempre vivirá en nosotros: el recuerdo de un vivir con intensidad y humildad.
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